Hemos escuchado hasta el hartazgo sobre la importancia de los datos personales, del valor que tiene nuestra información y de los peligros de abrir nuestra privacidad. Pero, no es menos cierto que infinitas veces nos hemos preguntado si no estamos transitando hacia un nuevo paradigma donde nuestros datos son valuables económicamente y están dentro del comercio.
Uua-Fi es una startup brasilera que cambia wifi gratis por datos de los clientes. Esta empresa ofrece el servicio a locales comerciales quienes al ofrecerle wifi a sus clientes obtienen información del perfil de ellos, encuestas de satisfacción, obtienen permisos para enviar campañas programadas, promover sorteos o lanzar estrategias de fidelización.
¿Las personas aceptan eso? Si, la empresa ya tiene instalados más de 400 puntos de internet en Brasil, con un registro de 800 mil usuarios activos.
“Tus datos personales son vendidos por sitios webs y apps que usas todos los días. Wibson te da el control para que tú mismo los vendas y elijas a quién vendérselos. Y además, te hace partícipe de las ganancias”, nos dicen desde esta empresa sin ponerse colorados.
Usamos los casos de estas dos startups para resaltar algo que ya veíamos suceder con las redes sociales. ¿Acaso usando Facebook no estamos haciendo lo mismo? Entregamos información a cambio de entretenimiento o lo que sea que entregue la red social.
Las leyes sobre protección de datos personales son claras y todas, en todas las partes del mundo buscan proteger la información y la privacidad de las personas. Sin embargo, podemos ver dos grupos de personas que descuidan sus datos, con justificaciones diferentes.
Por un lado, podemos agrupar a las personas mayores, quienes se toparon con las tecnologías y no conocen los peligros que ellas encierran o no tienen los conocimientos suficientes para protegerse. Las personas mayores de 50 años crecieron sin televisor y hoy en día usan las tecnologías de manera intuitiva, permitiéndome la generalización.
En el segundo grupo para simplificar, ubicamos a la generación X e Y nacidos a partir de los 80´s que crecieron al menos con una computadora en sus casas y que parece que no valoran su privacidad como debieran hacerlo, o como las leyes les ofrecen hacerlo.
Estas nuevas generaciones crearon las redes sociales para justamente compartir más y más información. Crearon los canales de youtube donde comparten sus casas, sus rutinas, sus guardarropas y lo que sea necesario para ganar likes y seguidores. Son los que realizan sexting, los que graban sus relaciones sexuales para compartirlas en redes pornográficas (gratis o lucrando).
Hay estudios que indican que la generación Z (nacidos con internet) marca indicios de cuidar su privacidad con celo, reclamando a sus padres mayor control de sus fotos e información. Veremos que ocurre con el devenir de los años.
Pero retomando la idea, observamos un grupo grande de personas que utilizan sus datos como mercancía de intercambio. Como tanto se dice: nada es gratis en internet, se paga con tus datos.
Las leyes de protección de datos personales reconocen derechos a las personas, ¿pero pueden torcer la realidad y obligar a las personas a proteger su intimidad?
Pienso en el uso de los cinturones de seguridad en los automóviles. Era casi imposible ver al conductor o sus ocupantes usando el cinturón de seguridad. Todo cambió cuando una ley obligó al uso y aplicó multas para los que no lo hicieren o permitan que alguno de los ocupantes del vehículo no los tenga puestos. Hoy en día es casi automático su uso, y creo que si vetáramos esa ley la gente los seguiría usando porque su cultura cambió.
Las leyes de protección de datos personales ponen el foco en las empresas que los violan. Creo que nos debemos un debate más amplio sobre el tema, y pensar si no es hora de multar a las personas prohibiéndoles expresamente publicar algunos de sus propios datos personales, imágenes o información sensible en internet.
Esta idea parece contraria a la libertad de los ciudadanos, personas mayores de edad con el derecho de hacer de sus datos personales lo que quieran. Volviendo al ejemplo de los cinturones de seguridad, creo que con una ley en ese sentido también estaremos protegiendo derechos mucho más importantes que los datos personales. Insisto, vale la pena abrir el debate.
Abogado Argentino especializado en Derecho informático y Nuevas Tecnologías. Docente e Investigador en UES 21. Director de consumidorenlaweb.com