Cuando hablamos de seguridad digital en internet ¿realmente sabemos a qué es a lo que nos referimos con ello? es decir, parte de la retórica en torno a la seguridad en el espacio virtual se genera, principalmente, por migrantes digitales sobre aquellas ideas preconcebidas sobre lo que se considera adecuado para la navegación en el ciberespacio por aquellos nativos y nativas digitales que de una manera dinámica viven en ese entorno digital y moldean las reglas de convivencia.
Pareciera que las reglas de seguridad para el ámbito físico y el ámbito digital se encuentran limitadas a supuestos de éxito que nos permiten establecer algunas alternativas de solución, que no siempre se diseñan desde una perspectiva funcional, sino desde los prejuicios y perspectiva de quien los propone y su eficacia no puede ser medida de manera objetiva, a la par de que los mecanismos implementados difícilmente perduran de manera extendida como para valorar los efectos de dicha intervención y replicarlos como un caso de éxito.
Si a lo anterior le agregamos el enorme dinamismo que ha traído la revolución digital a nuestras vidas, difícilmente encontraremos soluciones probadas en materia de seguridad puesto que los aplicativos van modificándose y mutando, lo que eventualmente provoca que los riesgos no puedan predecirse de manera casuística, sino que solamente puedan ser atendidos a través del instinto de supervivencia, que ha posibilitado la continuidad de las especies, desde la perspectiva de la adaptación al entorno como base de la evolución de las especies.
Tratándose de la protección de niñas, niños y adolescentes en internet, el conjunto de riesgos en torno a la seguridad digital es alto, sin embargo, tal como para la ciudadanía en general, los mecanismos de seguridad para el ámbito digital, aún cuando se encuentran diferenciados de los relativos al ámbito físico, comparten la característica de que en ambos medios dichas medidas son falibles.
Es así, que si bien la protección de menores y adolescentes en internet cuenta con varias propuestas que se desarrollando a través de legislaciones y herramientas, a la par de mecanismos de supervisión parental que incrementan una expectativa de protección, con lo que se esperaría contar con un aplicativo tipo “arkangel” que bloqueara por diseño todos los riesgos a los que se enfrentan los menores en internet, representaría un logro sin duda más que sofisticado que las medidas de protección no se limitaran a los mecanismos establecidos por ciertos sitios de internet, sino que pudiera ser continua cuando se detecte que el usuario es una o un menor de edad, con lo que se filtrarían por defecto todos aquellos accesos que se tengan identificados como riesgos concretos en internet.
Sin embargo, parte de esa adaptabilidad implica que las personas deben estar expuestas a esas amenazas a fin de hacerles frente, puesto que en caso contrario, esa protección puede convertirse en una vulnerabilidad que no permita reaccionar de manera adecuada frente al riesgo, algo similar sucede con el sistema inmune de las personas que a través de las vacunas, son expuestas directamente al virus con la finalidad de que el cuerpo prepare defensas contra dicho organismo, lo que representa que para una defensa eficaz, debería exponerse de manera directa ante la situación de riesgo a fin de que el agredido esté en posibilidad de reaccionar frente a dicha amenaza.
Algo parecido sucede, cuando nosotros como padres o madres al enterarnos de tragedias que se dan en el ámbito escolar tanto nacional como internacional, nos obliga a enfrentar de lleno dichos temas con nuestras hijas e hijos en el entendido que de no estar preparados frente a situaciones que ocurren en prescolares y primarias, los expone a un riesgo mayor que es la incapacidad de respuesta frente a situaciones de riesgo o inclusive a la falta de capacidad para identificar los propios riesgos (por ejemplo, a raíz de enfrentar situaciones de violencia con armas, los propios menores empiezan a identificar a los compañeros que refieren que en su casa existen armas y si las y los niños tienen acceso a ellas, lo cual, representa un primer factor de riesgo que nos corresponde a los padres controlar, en un escenario que con violencia o no, la impericia de niños con el uso de armas, ha generado grandes tragedias, sobre las cuales, mas de un par me tocaron conocer con motivo de la actividad de defensa penal de mi padre, en los cuales, tratándose de niños existen muchas razones por las cuales puede aducirse la inimputabilidad).
Es por ello, que considero que en general la mejor capa de seguridad para menores en internet, se constituye por la educación digital, que combinada con una serie de mecanismos de identificación y alerta, puede permitir a los menores, que con independencia de que cuenten con la posibilidad de acceder al contenido, ellos mismos puedan tomar consciencia acerca de la pertinencia de del acceso a los mismos y como parte de una autodeterminación inicial, decidir sobre aquella información sobre la cual determinan que están en posibilidad de manejar.
Por lo que, si bien las medidas iniciales de diseño de aplicaciones y navegación segura de niñas, niños y adolescentes en internet coadyuvan para generar un ecosistema seguro para la navegación en internet, en concreto, ¿qué medida podría considerarse efectiva para combatir el abuso infantil y el grooming? Existe la posibilidad de confiar mecanismos de respuesta automáticos frente a predadores infantiles, o resulta necesario generar capacidades en las y los menores para identificar y reportar los abusos; aunado a ello, los adultos realmente estamos preparados para coayuvar y ayudar a los menores que se encuentran en una situación de éstas ¿qué haría cada uno de nosotros frente a una publicación en que identifiquemos que exista un abuso o un intento de abuso? ¿reportamos? ¿investigamos? ¿denunciamos? o simplemente ¿lo omitimos? En la medida que uno de nosotros no actúe ¿eso asegura que nuestro hijo o hija está libre de riesgos? ¿qué puede pasar con aquellos menores que no tuvieron un acompañamiento adecuado?
Por ello, la protección de niñas, niños y adolescentes en internet, no requiere conocer sólo las características de éstos, sino identificar claramente los riesgos sobre los cuales se diseñan las herramientas y a su vez, las características de las intervenciones parentales y profesionales que se requieren frente a las amenazas, a fin de generar todo un ecosistema de protección para menores, cuya capa fundamental sea la educación digital que les permita, con base en esos conocimientos adquiridos con base en el instinto, desarrollar habilidades de supervivencia frente a aquellos riesgos presentes en el entorno digital.
En ese escenario, la labor a realizar para proteger a menores en internet siempre será una prioridad permanente que requiere que las medidas de protección se ajusten de manera neutra y objetiva, libre de prejuicios o concepciones parciales, que permitan gestionar de manera adecuada los riesgos en internet, sin afectar la funcionalidad de la navegación de las y los usuarios, quienes a final de cuentas con su experiencia de navegación, construirán un mejor internet a través de las mejores prácticas aplicadas que va generando esta adaptación evolutiva, de migrantes, nativos y nativas digitales, así como de la naciente e-ciudadanía.
Hasta la próxima.
Abogado especializado en TICs, privacidad y cumplimiento legal. Maestro en Derecho de las Tecnologías de Información y Comunicación por INFOTEC.